martes, 16 de octubre de 2012

Cidade de Deus


Ambientada en las favelas de Rio de Janeiro entre los años 60 y 80, por aquel entonces Brasil era un "gigante enfermo" o al menos así describían algunos el fenómeno de un país tan rico en materia prima, recursos energéticos... y a su vez con 3/4 partes de su población viviendo por debajo del umbral de la pobreza.
Narra la historia de numerosos hombres que ya desde niños conviven con el narcotráfico, las armas y la delincuencia. Victimas del ecosistema generado en las favelas donde se margina y/o abandona a su suerte a los sectores más pobres de Brasil. Todo esto acunado por un puñado de policías corruptos, una política nefasta, explotadora y elitista que no aparece registrada en el film. Lo que sí que vemos y a flor de piel es un ambiente caracterizado por la escasez,  falta de medios y oportunidades para la gente.
Esta historia la protagonizada Buscapé, el mismo narrador. Es uno de los niños de la ciudad. Continuamente busca esquivar toda clase de enfrentamientos con maleantes y delincuentes; ya fueran amigos, enemigos, conocidos o familiares. En plena pubertad y con la idea de vivir dignamente dentro de los parámetros de lo legal, decide que quiere ser fotógrafo y la verdad es que tenía muchas cosas que contar.
La disputa entre dos bandas y las figuras de sus líderes (Zé Pequeño y Mané Galinha) sirven de hilo argumental del film. En torno a ellos y sus vidas se va desentrañando toda una red de narcotráfico que hizo mella en Rio de Janeiro, llevándose por delante multitud de víctimas inocentes residentes en la ciudad.
A medida que avanzan los acontecimientos, una parte por meritos propios y otra gracias al mismo azar, Buscapé logra abrirse un hueco como fotógrafo en jornal do Brasil en sao Paulo.
La película comienza rodándose en la misma Cidade de deus, Rio de Janeiro. A lo largo del rodaje tuvieron que cambiar de espacio debido al peligro que corrían entre tiroteos y vandalismo.  Además los "narkos" no estaban muy de acuerdo con la visión que se daba de la ciudad.
Una película vertiginosa, invadida por flashbacks, con una estética sucia y barriobajera pero entrañable en los gestos de algunos personajes. En una puesta en escena salvaje, se llenan los planos de contrastes de color, ya sea en un interior de verdes azulados y a poca luz o en los áridos exteriores, como escenas de las callejuelas de la ciudad, donde se fortalece el contraste luz y sombra.
Juegos exquisitos en la profundidad de campo , centrando la atención en la dureza de los personajes y la violencia de las escenas. Como también en tomas fijas en las que congela el espacio cobrando cierto protagonismo, es el ejemplo de uno de los locales del Ze Pequeño, donde se congela el local al tiempo que la gente, el mobiliario, la luz y el color cambian.
Las tomas en movimiento en las persecuciones ya sea a pie o en vehículos, los picados en planos generales de disputas y agresiones, los planos detalles para destacar o aclarar sucesos, en este caso donde los rostros de los niños aparecen registrados a lo largo de toda la película presentando con crudeza el salto enorme que viven en cidade de deus de la infancia a la madurez (yo ya soy  hombre !fumo esnifo y ya he matado a un hombre) .  Una narración acelerada y algo caótica, a la vez que excitante algo romántica y ensoñadora al estilo de amores perros.  

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