Ambientada en
las favelas de Rio de Janeiro entre los años 60 y 80, por aquel entonces Brasil
era un "gigante enfermo" o al menos así describían algunos el
fenómeno de un país tan rico en materia prima, recursos energéticos... y a su
vez con 3/4 partes de su población viviendo por debajo del umbral de la pobreza.
Narra la
historia de numerosos hombres que ya desde niños conviven con el narcotráfico,
las armas y la delincuencia. Victimas del ecosistema generado en las favelas donde
se margina y/o abandona a su suerte a los sectores más pobres de Brasil. Todo
esto acunado por un puñado de policías corruptos, una política nefasta,
explotadora y elitista que no aparece registrada en el film. Lo que sí que
vemos y a flor de piel es un ambiente caracterizado por la escasez, falta de medios y oportunidades para la gente.
Esta historia
la protagonizada Buscapé, el mismo narrador. Es uno de los niños de la ciudad.
Continuamente busca esquivar toda clase de enfrentamientos con maleantes y
delincuentes; ya fueran amigos, enemigos, conocidos o familiares. En plena
pubertad y con la idea de vivir dignamente dentro de los parámetros de lo
legal, decide que quiere ser fotógrafo y la verdad es que tenía muchas cosas
que contar.
La disputa
entre dos bandas y las figuras de sus líderes (Zé Pequeño y Mané Galinha) sirven de hilo argumental del
film. En torno a ellos y sus vidas se va desentrañando toda una red de
narcotráfico que hizo mella en Rio de Janeiro, llevándose por delante multitud
de víctimas inocentes residentes en la ciudad.
A medida que
avanzan los acontecimientos, una parte por meritos propios y otra gracias al
mismo azar, Buscapé logra abrirse un hueco como fotógrafo en jornal do Brasil en
sao Paulo.
La película
comienza rodándose en la misma Cidade de deus, Rio de Janeiro. A lo largo del
rodaje tuvieron que cambiar de espacio debido al peligro que corrían entre
tiroteos y vandalismo. Además los
"narkos" no estaban muy de acuerdo con la visión que se daba de la
ciudad.
Una película
vertiginosa, invadida por flashbacks, con una estética sucia y barriobajera
pero entrañable en los gestos de algunos personajes. En una puesta en escena
salvaje, se llenan los planos de contrastes de color, ya sea en un interior de
verdes azulados y a poca luz o en los áridos exteriores, como escenas de las
callejuelas de la ciudad, donde se fortalece el contraste luz y sombra.
Juegos
exquisitos en la profundidad de campo , centrando la atención en la dureza de
los personajes y la violencia de las escenas. Como también en tomas fijas en
las que congela el espacio cobrando cierto protagonismo, es el ejemplo de uno
de los locales del Ze Pequeño, donde se congela el local al tiempo que la
gente, el mobiliario, la luz y el color cambian.
Las tomas en
movimiento en las persecuciones ya sea a pie o en vehículos, los picados en
planos generales de disputas y agresiones, los planos detalles para destacar o
aclarar sucesos, en este caso donde los rostros de los niños aparecen
registrados a lo largo de toda la película presentando con crudeza el salto
enorme que viven en cidade de deus de la infancia a la madurez (yo ya soy hombre !fumo esnifo y ya he matado a un
hombre) . Una narración acelerada y algo
caótica, a la vez que excitante algo romántica y ensoñadora al estilo de amores
perros.
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