jueves, 25 de octubre de 2012

Selección previa al curso (5 peores fotos)







Hotel Rwanda



Una película basada en hechos reales que relata el genocidio en Rwanda en los años noventa. Si bien lo ocurrido entonces fue criminal, mas criminal fue relatar un desastre político y militar en términos tan humanistas como los que vemos a lo largo del film.
Solo al comienzo de la película y con mucha sutileza, se señala la intervención de los belgas y como fragmentan a la población ruandesa por medio la raza. Si eras alto, de nariz fina y más claro eras tutsi; si eras más bajo , mas negro y nariz gruesa eras hutu. Una estrategia vieja pero muy efectiva para destruir y debilitar a una población. Lo que no dice la película es que los belgas no tienen poder sobre Ruanda desde la segunda guerra mundial, es decir que en el momento del genocidio los máximos responsables del país eran la ONU.
Desde luego Terry George, progre americano, no va a darnos muchos datos. Probablemente porque él, como muchos otros occidentales, estén orgullosos de la buena fe y el buen hacer de la ONU. Es lo que nos cuentan los medios y de ahí que lo creamos. Hasta los que puedan parecer más fidedignos lo ocultan convenientemente. Y como en todas las historias como esta los que más pagan y con sangre fueron los ciudadanos de a pie. Más de 800.000 víctimas civiles.
Por lo demás tampoco supone un gran hallazgo cinematográfico. Tiene una estética moderada y poco relevante. Un  África vista desde los ojos de un americano que  pierde su fuerza en cada escena, en los paisajes autóctonos, su color y la belleza de su cultura. Desvirtuando totalmente la idiosincrasia ruandesa para mostrarnos una tierra de salvajes asesinos y en contraposición: El bueno (Paul Rusesabagina). Un tío progre, apolítico que se codea con las castas políticas extranjeras que más tarde le abandonan. Solo ante el peligro decide cuidar y salvar a su gente.
Nos es que esté en contra de tales actos, todo lo contrario. Admiro la actitud y la osadía de Paul y sin embargo, mientras hablamos de su toma de posición frente al problema y como salvo a tanta gente, olvidamos que los tutsis eran una minoría, que el gobierno fácilmente podía mermarles y sin embargo no fue así. Si lo que quieren es lavarse las manos en torno al problema de Ruanda y por tanto hablar de lo superficial del genocidio y enternecernos con la experiencia trágica de este personaje, deberían haber puesto más empeño en cuidar cada detalle. Deberían haber enriquecido la película con imágenes más sugerentes, con algo de sorpresa y/o incertidumbre. Utilizando todos los recursos al servicio de conmover al público. Porque lo cierto es que el relato es bastante plano y si conmueve, es sólo porque es una historia real, en sí misma conmovedora.
Así se ve en otros films de historias basadas en hechos reales. Donde la creatividad no se ve en el argumento de la obra sino en su guión, su escenografía, en los recursos expresivos que utiliza, la fotografía...para mi gusto en este caso resulta poco sugerente. 

martes, 16 de octubre de 2012

Cidade de Deus


Ambientada en las favelas de Rio de Janeiro entre los años 60 y 80, por aquel entonces Brasil era un "gigante enfermo" o al menos así describían algunos el fenómeno de un país tan rico en materia prima, recursos energéticos... y a su vez con 3/4 partes de su población viviendo por debajo del umbral de la pobreza.
Narra la historia de numerosos hombres que ya desde niños conviven con el narcotráfico, las armas y la delincuencia. Victimas del ecosistema generado en las favelas donde se margina y/o abandona a su suerte a los sectores más pobres de Brasil. Todo esto acunado por un puñado de policías corruptos, una política nefasta, explotadora y elitista que no aparece registrada en el film. Lo que sí que vemos y a flor de piel es un ambiente caracterizado por la escasez,  falta de medios y oportunidades para la gente.
Esta historia la protagonizada Buscapé, el mismo narrador. Es uno de los niños de la ciudad. Continuamente busca esquivar toda clase de enfrentamientos con maleantes y delincuentes; ya fueran amigos, enemigos, conocidos o familiares. En plena pubertad y con la idea de vivir dignamente dentro de los parámetros de lo legal, decide que quiere ser fotógrafo y la verdad es que tenía muchas cosas que contar.
La disputa entre dos bandas y las figuras de sus líderes (Zé Pequeño y Mané Galinha) sirven de hilo argumental del film. En torno a ellos y sus vidas se va desentrañando toda una red de narcotráfico que hizo mella en Rio de Janeiro, llevándose por delante multitud de víctimas inocentes residentes en la ciudad.
A medida que avanzan los acontecimientos, una parte por meritos propios y otra gracias al mismo azar, Buscapé logra abrirse un hueco como fotógrafo en jornal do Brasil en sao Paulo.
La película comienza rodándose en la misma Cidade de deus, Rio de Janeiro. A lo largo del rodaje tuvieron que cambiar de espacio debido al peligro que corrían entre tiroteos y vandalismo.  Además los "narkos" no estaban muy de acuerdo con la visión que se daba de la ciudad.
Una película vertiginosa, invadida por flashbacks, con una estética sucia y barriobajera pero entrañable en los gestos de algunos personajes. En una puesta en escena salvaje, se llenan los planos de contrastes de color, ya sea en un interior de verdes azulados y a poca luz o en los áridos exteriores, como escenas de las callejuelas de la ciudad, donde se fortalece el contraste luz y sombra.
Juegos exquisitos en la profundidad de campo , centrando la atención en la dureza de los personajes y la violencia de las escenas. Como también en tomas fijas en las que congela el espacio cobrando cierto protagonismo, es el ejemplo de uno de los locales del Ze Pequeño, donde se congela el local al tiempo que la gente, el mobiliario, la luz y el color cambian.
Las tomas en movimiento en las persecuciones ya sea a pie o en vehículos, los picados en planos generales de disputas y agresiones, los planos detalles para destacar o aclarar sucesos, en este caso donde los rostros de los niños aparecen registrados a lo largo de toda la película presentando con crudeza el salto enorme que viven en cidade de deus de la infancia a la madurez (yo ya soy  hombre !fumo esnifo y ya he matado a un hombre) .  Una narración acelerada y algo caótica, a la vez que excitante algo romántica y ensoñadora al estilo de amores perros.  

Relato libre. Adiós y buena Suerte


                              
Mientras el destello de una estrella fugaz  atravesaba un tramo del cielo, pedí un deseo, que jamás pensé que se cumpliera. Hacía tiempo que la buscaba.
Supongo que uno se acostumbra , le guste o no, a vivir con lo que tiene. Desde luego ya me estaba acostumbrando a  vivir  en una escala de grises que siempre estaba más cerca del negro que de cualquier otro color.

Y así como mi corazón, era mi ciudad:  Pontevedra, Capital de provincia. Tan triste  y melancólica como entrañable, tan ruda y oscura  como bella. Solo necesitaba de una lluvia de estrellas para devolver el color que añoraba en cada uno de sus rincones.

En ese momento tenía bien poco, poco esperaba de la vida, trabajaba poco, dormía poco, comía poco; y entre poco y poco me fumaba la vida. Fuera tabaco o hierbabuena, fumaba más que respiraba y mis pulmones se achicaban en cada paso hasta faltarme el aliento. Aunque nunca lo suficiente como para llevarme la vida.

Me dijo: -tu no me conoces pero yo a ti sí-. Lo cual me sorprendió y me gustó al mismo tiempo. - ¿Qué es lo que quieres, maitechu?¿ Que es lo que andas buscando?-. No me ando ni busco, solo quiero un lugar donde estar en paz.
Me acompaño durante un tiempo. -En cada paso estaré contigo. Si una cuesta se interpone, yo seré tu bastón. Si algo hiere tu corazón, antes atravesará el mío. Si lloras recogeré tus lagrimas y con ellas regaré para dar nuevos frutos, más fértiles y más vivos; que te sirvan para emprender este viaje -.

Y así fue. Por cada vereda se abrían los caminos. En los balcones crecían por segundos las plantas, asomándose para verla pasar. Cada enredadera crecía vertiginosamente para acercarse un poco más a ella. Cuando tocaba una de sus flores se tornaba más viva y tersa. Y de todas, todas se desplazaban hacia su mirada buscando un saludo. Cuando pasaba por un carballo, su raíces envestían las piedras para salir a la superficie, a modo de reverencia. Cuando sus hojas caían  no tocaban el suelo, sino que se erguían y volaban como pájaros carpinteros.

No sentía dolor alguno, ni falta , ni pena. No tenía miedo a atravesar ni la ciudad, ni pueblos, ni fragas. Así que cogí el macuto y marche con ella a descubrir que se escondía detrás de esta insólita figura. Andamos un quilómetro, dos, tres... y empezamos a perder la cuenta. Una, dos lunas... y empezamos a perder la cuenta, hasta toparnos con la ria donde el nivel del agua bajo para mostrarnos, en forma de piedras, un camino improvisado. Un pueblo al final del trayecto. Exhausta por la travesía pensé en hacer noche allí. Al llegar, todo estaba vacío, busque algún furanxo, algún hostal, o alguien que me indicara, pero no logré encontrar a nadie. Aturdida por la ausencia y el silencio la dejé atrás casi sin darme cuenta. Estaba sola.

¿Quién eres? ¿que todo lo que te rodea aflora por momentos? ¿Porque ahora ya no me muestras el camino?
No soy más que lo que tú quieres ver, eso que piensas que no existe pero te gustaría , eso que añoras de pasados mejores. Que no te agite el miedo ni la desesperación, pues tienes mucho que ganar y nada que perder.

Adiós y buena suerte.

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