Conmovedora película de la aparición del cine en un pueblo
costero de Italia. En un contexto socialmente dañado por la censura y la
posguerra. Entre el romanticismo del pueblo, la sencillez y cierta miseria de
las familias se mueven los dos personajes principales: Salvatore y Alfredo.
La aparición del cine le ofrece al pueblo la capacidad de
soñar con mundos mejores y en ese aspecto los dos personajes principales encabezan
una aventura cinematográfica. Estos dos protagonistas conviven y aprenden la técnica
y la historia de este lenguaje aun tan joven. En este sentido el film está
rodeado de metáforas sobre lo real y la ficción, la vida y el cine, que en el
caso del Salvatore se fundirán y formarán parte de un todo.
El desarrollo de Salvatore, desde su infancia a la
adolescencia estará condicionado por este género. Todo lo ve desde las grandes películas
y frases celebres de autores de la época. Su compañero le enseñara todo lo que
necesita saber en esta pasión que durante algunos años les une y luego les
separa.
Igual que uno siempre desea lo mejor para sus hijos, así lo
deseaba Alfredo para Salvatore: "no quiero oírte más Toto, quiero que me
hablen de ti"-dice Alfredo. Y así, en un impulso de amor incondicional, Alfredo exige a Salvatore que no vuelva, que
no le mueva la nostalgia ni el miedo y que marche para Italia para convertirse
en uno de los mejores directores del país. Así fue. De hecho solo la defunción
de su compañero fiel le hará volver a donde el artista dio sus primeros pasos.
El film comienza con la muerte de Alfredo, de ahí un
flashback nos traslada al encuentro entre los dos personajes. En planos
generales Giussepe Tornatore nos muestra la costa siciliana y la vida rural en
un tono romántico y clásico, combinándolo con planos detalle de fragmentos que
fortalecen esta línea.
La película se
desarrolla en un ritmo más bien lento que permite descubrir al detalle la vida
y el entorno del personaje principal: Salvatore. Puesto que la historia se
desarrolla durante alrededor de 40 años, el artista recurre también a un
flashfordard para trasladarnos de la infancia del protagonista a su
adolescencia.
Los planos detalle en la cabina del cine nos aproximan a la
experiencia cinematográfica. Las vistas picadas desde la cabina hacia la sala
del cine nos magnifican la figura de los personajes. Las vistas del cielo de un
joven enamorado inspirando romanticismo.
Claridad, nitidez, romanticismo y clasicismo. Aprovechando la luz natural propia del mediterráneo
se muestran multitud de exteriores costeros y rurales. En los interiores y al
caer la noche nos descubre ricos contrastes entre la luz de los farolillos y la
oscuridad.
Entre los planos secuencia y la profundidad de campo busca
centrar su atención en los momentos importantes de la narración. Todas y cada
una de las escenas están medidas y cuidadas en un Giussepe Tornatore exquisito
en su técnica y fotografía, aunque parece más bien un relato
descriptivo, ya en sí mismo tiene tanta fuerza, que solo hace falta ser
escuchado.
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