jueves, 1 de noviembre de 2012

Cinema Paradiso


Conmovedora película de la aparición del cine en un pueblo costero de Italia. En un contexto socialmente dañado por la censura y la posguerra. Entre el romanticismo del pueblo, la sencillez y cierta miseria de las familias se mueven los dos personajes principales: Salvatore y Alfredo.
La aparición del cine le ofrece al pueblo la capacidad de soñar con mundos mejores y en ese aspecto los dos personajes principales encabezan una aventura cinematográfica. Estos dos protagonistas conviven y aprenden la técnica y la historia de este lenguaje aun tan joven. En este sentido el film está rodeado de metáforas sobre lo real y la ficción, la vida y el cine, que en el caso del Salvatore se fundirán y formarán parte de un todo.
El desarrollo de Salvatore, desde su infancia a la adolescencia estará condicionado por este género. Todo lo ve desde las grandes películas y frases celebres de autores de la época. Su compañero le enseñara todo lo que necesita saber en esta pasión que durante algunos años les une y luego les separa.
Igual que uno siempre desea lo mejor para sus hijos, así lo deseaba Alfredo para Salvatore: "no quiero oírte más Toto, quiero que me hablen de ti"-dice Alfredo. Y así, en un impulso de amor incondicional,  Alfredo exige a Salvatore que no vuelva, que no le mueva la nostalgia ni el miedo y que marche para Italia para convertirse en uno de los mejores directores del país. Así fue. De hecho solo la defunción de su compañero fiel le hará volver a donde el artista dio sus primeros pasos.
El film comienza con la muerte de Alfredo, de ahí un flashback nos traslada al encuentro entre los dos personajes. En planos generales Giussepe Tornatore nos muestra la costa siciliana y la vida rural en un tono romántico y clásico, combinándolo con planos detalle de fragmentos que fortalecen esta línea.
 La película se desarrolla en un ritmo más bien lento que permite descubrir al detalle la vida y el entorno del personaje principal: Salvatore. Puesto que la historia se desarrolla durante alrededor de 40 años, el artista recurre también a un flashfordard para trasladarnos de la infancia del protagonista a su adolescencia. 
Los planos detalle en la cabina del cine nos aproximan a la experiencia cinematográfica. Las vistas picadas desde la cabina hacia la sala del cine nos magnifican la figura de los personajes. Las vistas del cielo de un joven enamorado inspirando romanticismo.
Claridad, nitidez, romanticismo y clasicismo.  Aprovechando la luz natural propia del mediterráneo se muestran multitud de exteriores costeros y rurales. En los interiores y al caer la noche nos descubre ricos contrastes entre la luz de los farolillos y la oscuridad.
Entre los planos secuencia y la profundidad de campo busca centrar su atención en los momentos importantes de la narración. Todas y cada una de las escenas están medidas y cuidadas en un Giussepe Tornatore exquisito en su  técnica y  fotografía, aunque parece más bien un relato descriptivo, ya en sí mismo tiene tanta fuerza, que solo hace falta ser escuchado.

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